Por: Gabriel Pol
Al cumplirse el 71 Aniversario de la Proclamación Universal de los Derechos Humanos, en un mundo cada vez más convulso, donde lo real no siempre es tan maravilloso, cabría, sin pretender que valga la pena, dar una breve mirada a la oposición cubana en vísperas de un 2020, que promete a todas luces, ser controvertido y no menos trémulo.
En una “encomiable lucha interna” por presuntos cambios en Cuba, solo perceptible en el furor de las redes sociales, la denominada oposición anticastrista, o mas bien anti “todo lo que no venga del escuálido exilio” por más irracional que sea, parece estar mas inmersa cada día en la fosa en la que se ha sumergido en los últimos años, enlodada por la mentira, la indecencia, el egoísmo y la falta de capacidad de sus líderes, para siquiera hacerse creíbles entre sus más ignorantes acólitos.
Si alguien se permitiera cerrar un 2019 como una especie de concurso que premiase a lo más selecto de los “luchadores por la Democracia”, podría repasarse un año desbordados de nominaciones a los Premios “Oscar”, donde no han faltado unas ridículas Damas de Blanco que insisten en una perreta dominical, matizada por incidentes sexuales y de corrupción, sin vislumbrarse un “cambio”, en su política comunicacional o conductual, mucho menos estructural, una Marta Beatriz en el apogeo de su jubilación, pidiendo un aumento de su pensión durante los almuerzos en costosas paladares con la estrella del circo de Embajada estadounidense Mara Tekach, mas “sigilosamente torpe” que cualquiera de sus antecesores, un controvertido Rodiles que se le agotan los enemigos-colegas o un Cuesta Morúa inmerso en los preparativos de un nuevo “Estafa-Proyecto”, debiera repasarse un Coco Fariñas, que sigue viviendo del cuento, mientras que agranda su mansión sin licencia de construcción, pidiendo limosnas hasta en Lituania, luego de ser sistemáticamente secuestrado por Coroneles y Generales del MINFAR, que de seguro, estudiaron con él, en escuelas militares o cumplieron misión en Ángola, quienes lo amenazan y torturan, y luego le conceden viajar como a ningún otro cubano, hacer de mula y pasar las noches de Navidad y Año Nuevo en la que, para muchos cubanos, se ha convertido la mítica Ciudad de Miami. O a José Daniel Ferrer que luego de golpear, secuestrar y torturar a sus más cercanos prójimos, es terriblemente apaleado por una “mesa comunista”, sin que falten “buenos fieles” que justifiquen o insistan en ignorar lo innegable. No han faltado en este desfile los “valientes exiliados”, los rostros de la guerra fría con décadas de arrugas que componen el club de los jubilados, que intentan apoyarse en los bastones políticos de los Marcos Rubio, Menéndez y Diaz Balart, algunos insisten en que cambiaron el “Plomo” por la “Pluma”, como Santiago Álvarez, Ángel de Fana y su camarilla, no se puede obviar la jauría de nuevo tipo, que desde Chucho, Carlucho, Juan Juan y el histérico Ota Ola exteriorizan el odio hacia todo lo que represente un sistema que les resulta “presuntamente” antagónico, ignoran o insisten en ignorar una realidad de necesidad económica, que no está para nada, o al menos en Cuba, sujeta a cambios políticos, como es repetidamente sugestionado.
Sin tener que leer un texto completo, se podría citar a Ignacio Ramonet en “La Tiranía de la Comunicación”, cuando entonces comparaba mediante ejemplo, el caso de la muerte de la princesa Diana y el affaire Clinton-Lewinsky, con el asesinato de John Kennedy y el atentado a Juan Pablo II. Ramonet reflexionaba que: “la sobreinformación no significa siempre buena información”, y sin pretender ahondar en su magistral trabajo, pudiera considerarse como medidor para galardonar al mayor protagonista de 2019 en la lucha por el cambio, quien ha sido el indiscutible “Escenario Mediático” que nos ofrecen las redes sociales, saturadas salvajemente de contenido de todo tipo, donde los que siempre controlan la información establecen solapadamente tendencias y estereotipos de criterios, manipulando a su antojo las redes de datos sin un límite ético o legislativo, brindando el espacio y terreno fértil ideal, para llegar a mas gente en menos tiempo, es el escenario que no exonera a casi ningún opositor cubano, (una exagerada minoría, con respecto a los 12 millones de cubanos que hoy habitan la isla), donde te puedes ocultar y hacer ver un ladrillo del tamaño de un rascacielos, atrapar un resfriado y exponerlo como un cáncer terminal, es el escenario donde en Cuba se tortura, se arresta, se viola, se golpea hasta con “una mesa”, etc, etc, etc, es el escenario donde en 2019, se censura un artista cubano por llevar su arte a Miami, y se critica a Cuba por censurar en los años 60 a los Beatles, es donde tediosamente se habla constantemente de Cambio, mientras que los “heraldos” de la información permanecen inamovibles y se sorprenden de que exista un “Invicto Cubano” o que casi 15 mil internautas digan “No Mas Ota Ola”.
Afortunadamente son solo algunos, los que ignoran que desde hace rato Cuba, está cambiando, se ignora el poder interno del pueblo cubano para reírse de sus problemas y a la vez nuclearse en torno a ellos, y no solo cuando su presidente, llamara a la Unidad del pueblo en un mes septiembre, se ignora que existen mas de 8 millones que no niegan sus deseos y aspiraciones de mejoras económicas, pero rubrican de forma libre y espontánea, una constitución hecha por “socialistas” y “comunistas”, en la cual cada cubano “de a pie”, pudo poner su humilde huella, como en ningún otro país, ignoran que esos cubanos también cuentan, ignoran que Cuba sigue siendo, mas que tabaco, mas que ron, mas que mulatas y dominó, mas que solares y almendrones Cuba es Cubanos, Cuba es su pueblo, con Fidel o sin Fidel, con Raúl y Dias Canel o sin ellos, Cuba, es mucho, pero mucho mas, que una oposición prefabricada ante el lente de un celular que trasmite en una directa de adolescente en facebook.
Termino con la misma pregunta: ¿a propósito del día 10 de diciembre, tendrá la Oposición Cubana, Retos y Desafíos? Me atrevo a decir que habrá que esperar que cambie el rumbo del viento que sopla desde la Casa Blanca, como en 2014 pasó con Obama, la Oposición Cubana, si es que se le puede llamar así, solo tendrá el reto de, cómo buen velero, mantenerse a flote en el mar del oportunismo y el desafío de agradar a los que hacen soplar el viento o tiran de las cuerdas de marioneta que los mueven.